POR J. HERRERO

Loris Capirossi es uno de los pocos pilotos experimentados que han conseguido mantenerse en la élite durante toda una carrera que se inició hace 20 años. Esos comienzos se basaron, como la gran parte de los pilotos, en la pasión de su entorno familiar por las motos, aunque en el caso de 'Capirex' se veía acentuada por haber nacido a sólo una veintena de kilómetros de la fábrica Ducati. No obstante, su primera motocicleta de competición de cierta entidad fue una Honda NS125, con la que acabó sexto en el campeonato italiano.

Sus primeros éxitos llegaron con sólo quince años, cuando conquistó las competiciones de 125 c.c. de Europa e Italia y llamó la atención de Fausto Gresini. El ex campeón del mndo le ofreció una montura en el mundial y su pupilo no tardó en responder con el primer puesto en la clasificación final con apenas 17 años.

Alcanzada la mayoría de edad y con un nuevo título de 125, el transalpino pasó al cuarto de litro, donde sumó hasta 16 podios y siete grandes premios conquistados en tres años ascendiendo desde las motos no oficiales a las de fábrica.

Capirossi competía por primera vez en 500 c.c. en 1995, con la Honda del Team Pileri. Su año de debut resultó espectacular con algún triunfo y la satisfacción de haber sido el mejor debutante. No obstante, uno de sus momentos claves de su carrera ocurrió al fichar por Yamaha en 1996, donde aprendió de primera mano los secretos de toda una leyenda del motociclismo: Wayne Rainey.

Ante la sorpresa del paddock, en 1997 decidió regresar a los 250 c.c. con una oferta de Aprilia en una apuesta entonces novedosa de la escudería italiana. Los resultados no fueron tan brillantes como en su época precedente en la categoría, pero volvió a Honda para coronarse campeón un año después.

Llegaba el momento de volver a intentarlo en las motos más potentes y Capirossi fichó por el equipo de Sito Pons para sumar 15 podios en tres siguientes temporadas antes de firmar con Ducati. Con la Desmosedici 4 de su fábrica vecina ascendió al cuarto puesto de la clasificación y comenzó a presentarse como un aspirante a la victoria. Sólo su compañero Stoner en 2007 y sus malos comienzos impidieron ser primero en el Mundial en los años posteriores.

El ciclo de cinco años con Ducati se cerró en 2008, cuando pasó al equipo asiático de Rizla Suzuki, en el que ha tenido actuaciones alejadas de los primeros puestos con una GSV-R que debe mejorar en muchos aspectos si quiere ser protagonista en 2010.